Indicaciones para el uso de la luz azul.

El mecanismo de acción de la luz azul se basa en primer lugar en la elevación de las capacidades energéticas del organismo a cuenta de la intensificación de la síntesis de energía en las mitocondrias de la célula.

Además de eso, a diferencia de otras gamas de radiación óptica, la luz azul es absorbida intensivamente por los numerosos fotoreceptores del objeto biológico, provocando reacciones fotoquímicas, igualmente numerosas, que aseguran su vitalidad normal.

En la actualidad se saben los siguientes efectos terapéuticos principales de la luz azul:

1. Normalización de bioritmos (circulación) a cuenta de la regulación del nivel de melotonina.
2. Estimulación de la síntesis de energía a nivel de célula.
3. Disminución de la viscosidad de la sangre.
4. Regulación del sistema de hemostasia.
5. Aumento de la velocidad del flujo sanguíneo en los vasos magistrales.
6. Mejoramiento de la microcirculación.
7. Fortalecimiento de las paredes de los vasos.
8. Regulación del metabolismo.
9. Efecto de regeneración evidente durante lesiones de diversa índole.
10. Efecto analgésico.
11. Mejoramiento de la conductividad de los impulsos primarios.
12. Intensificación del suministro y utilización del oxígeno por los tejidos del organismo.
13. Mejoramiento de las funciones de la respiración externa
14. Acción inmunomoduladora.
15. Efectos fotodinámicos causados por la absorción de la luz azul por los fotosensibilizadores endógenos:

La luz azul se emplea para el tratamiento de las siguientes enfermedades:

1. Aterosclerosis de los vasos de las extremidades inferiores;
2. Angiopatía diabética;
3. Enfermedad isquémica del corazón;
4. Miocarditis;
5. Trastorno de la circulación cerebral (insulto);
6. Hipertensión encraneal;
7. Jaqueca;
8. Trastorno de la circulación venosa del encéfalo;
9. Todos los tipos de trastornos de la microcirculación;
10. Síndrome postrombótico;
11. Disacusia neurosensorio
12. Bronquitis obstruyente crónica;
13. Neumonía crónica;
14. Ictericia de recién nacidos;
15. Hepatitis;
16. Cirrosis del hígado;
17. Inmunodeficiencias secundarias, entre ellas en enfermos oncológicos;
18. Síndrome de fatiga crónica;
19. Incomia;
20. Enfermedad de Alzheimer;
21. Enfermedad de Parkinson;
22. Demencia senil.

1. destrucción de la bilirrubina en caso de su alto contenido en la sangre y su expulsión del organismo en forma de productos atóxicos;
2. la absorción de la luz azul selectivamente por los lípidos de baja densidad lleva a su destrucción y a una disminución del nivel de su contenido en la sangre, con ello se pone en marcha el mecanismo genético de regulación del intercambio de lípidos que lleva a la destrucción de placas ateroscleróticas.